Errores comunes en
la educación
Cuando eres madre, no sólo has de atender y querer a tus
hijos, sino educarlos para que sean buenas personas y lleguen a la vida adulta
‘por el mejor camino’ posible. Esto, no es una tarea fácil en
absoluto, pero con mucho esfuerzo y constancia, se puede lograr. ¡Incluso
con los niños más ‘rebeldes’, justo como el niño de la imagen anterior! (Qué carácter, tiene mi hijo) Jajaja.
Partiendo de la base de que cada
familia y cada niño es un universo diferente por entender, con necesidades
específicas, lo cierto es que en nuestro rol como padres, en ocasiones, cometemos pequeños
errores en la educación de los hijos y éstos, si no son pulidos con el tiempo,
pueden convertirse en serios problemas a largo plazo. A continuación se especifican algunos de ellos:
Esperar
de ellos una actitud pasiva
Es uno de los grandes errores que,
según expertos infantiles, cometemos los progenitores. A menudo, ante situaciones
de tensión o conflicto, nos limitamos a reprender y castigar a nuestros hijos,
dejando clara ante todo nuestra posición autoritaria y de superioridad.
Esto, no es malo en sí, sencillamente
hay que completarlo con un diálogo posterior en el que padre e hijo lleguen a
un pacto. El trato ha de consistir en evitar, de nuevo ése comportamiento
negativo del niño, haciéndole entender que ha de participar activamente en el
proceso de ‘cambio’. Si se regaña o castiga y no se da un paso más, el niño se sentirá como la víctima y creerá en su derecho a seguir actuando así.
La pasividad no es aconsejable.
Darles
siempre la razón, cuando tengan problemas
Sin lugar a dudas a todos nos apena ver cómo nuestro hijos atraviesan situaciones difíciles y dolorosas. Más aún cuando éstos no
las han originado y, sin ninguna responsabilidad o culpa, pero aún así les
afectan directamente.
Una actitud muy común de nosotros, cuando nuestros niños están en esta
situación, es la de mimarlos y darles la razón en todo. Esto resulta contraproducente, pues
el niño tenderá a creer que vamos a estar ahí para ‘sacarlo de
apuros’ e incluso, cuando se vaya haciendo mayor continuará dependiendo de nosotros sin comenzar un proceso independiente de autonomía. Lo
ideal es, mostrarle que allí estamos, pero que los problemas no sólo
forman parte de la vida, sino que nos ayudan a madurar y ser mejores personas. (He aquí mi mayor error. Es mi lucha interna por la autonomía e independencia de Alfonso).
Dar
información es mejor que brindar consejos
Hay que dejar claro que si un hijo
pide consejo a sus padres en relación a algún tema, hay que brindárselo.
Siempre es una garantía de confianza entre padres e hijos, que existan
conversaciones donde se intercambien percepciones y consejos. Pero, por lo
visto, es mucho más útil dar información neutral sobre el tema, sin
intentar condicionar el punto de vista de ellos.
Esto, claramente, es aplicable a
niños de cierta edad, es decir bebés o niños pequeños que aún no pueden emitir
juicios hacia situaciones concretas. Darle a los niños
datos e informaciones lo más objetivas posibles, son herramientas de lo más
útiles para que ellos sepan cómo actuar. Se traduciría en algo así como ‘orientar, no presionar’.
No
a los eufemismos o tabús
A ciertas edades, será frecuente que los niños pregunten a cerca de todo aquello que les inquieta o preocupa.
La señal que da lugar a este proceso de dudas y preguntas serán los cambios que
se van a ir dando en sus cuerpos. Esto es, a partir de los nueve o diez años,
con la llegada de la pubertad, síntoma inequívoco de que están
dejando de ser niños.
Un error muy recurrente es el afán de muchos padres en
evitar y obviar ciertos temas, como es el caso del sexo, bien porque nos sentimos ‘desarmados’ para responder a ellos convenientemente, bien porque no deseamos que ellos se enteren todavía’ y pierdan ésa inocencia que los caracteriza.
Hay que ser valientes y hablar sin tapujos ni
eufemismos. Pues, según los expertos esto sólo confunde más al
pequeño, ya que, aunque en casa ‘no se entere de nada’, en su entorno y vida
diaria lo acabará haciendo y se sentirá engañado por nosotros, además de confundido. Para los niños, nosotros los padres somos sus principales
referentes, tal como decía mi madre hace ya algunos años, (no muchos) "Háblale claro a tus hijos, sin tabúes para que no cometas los mismos errores que yo". Sabias palabras las de mi mamá, porque la educación se recibe eminentemente en el hogar, nosotros como padres y representantes somos emisores de normas, creadores de los valores éticos que ellos reciben, y también sus mejores confidentes pero sobre todo, las personas que más profundamente los conocen. Por algo mi mami Giomar es mi mejor amiga.
En tal sentido, evitando los errores antes descritos, lograremos que nuestros hijos sean mejores personas y sentir la satisfacción de nuestra loable labor. Sentirá mi madre esa satisfacción?

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