"La evaluación es más un proceso ético que
instrumental".
Hugo Cerda
La imagen evidencia uno de los errores más comunes en la práctica educativa, sobre todo porque la evaluación es concebida por la mayoría de los docentes como un suceso independiente
o aislado del proceso de enseñanza y aprendizaje y no como un instrumento de
comunicación que facilita la construcción de los conocimientos en el aula.
Esta lamentable situación plantea el
reto de cambiar e innovar las estrategias evaluativas. No significa esto incorporar computadoras,
laboratorios, bibliotecas e infraestructura de primera. Por el contrario, la
innovación supone un cambio, una transformación, utilizar creativamente los
recursos disponibles de maneras nuevas con la intención de producir una
mejora, es decir, dejar atrás la concepción antigua de lo que
es enseñar y aprender.
De tal manera que ,resulta
plausible deslastrarse de viejos esquemas y paradigmas y comenzar a concebir la
evaluación como proceso que está íntimamente relacionado con el proceso de enseñanza
y aprendizaje, y considerarlo como un aspecto en la innovación. Por lo que, al cambiar
las estrategias metodológicas y la forma de abordar el contenido existirá una
relación lógica y coherente entre las nuevas formas de evaluar, las cuales no
sólo incluye modificaciones en la mirada del docente, sino también en las formas
de trabajo de los alumnos.
La innovación propiciará una ruptura con el modelo
tradicional orientando la práctica evaluativa
formativamente y para regular la enseñanza y el aprendizaje. Regulará la
enseñanza porque a partir del análisis de los resultados los docentes
reflexionan sobre qué es lo que pretenden evaluar y tomarán decisiones encaminadas
a modificar su práctica evaluativa y a proponer
nuevas situaciones de aprendizaje para orientar a sus estudiantes a
construir significados.
En tal sentido, es preciso utilizar estrategias en las que el estudiante:
· Se sienta como agente activo en su propia evaluación.
· Aprenda a evaluar sus propias acciones y aprendizajes.
· Utilice técnicas de autoevaluación y sea capaz de
transferirlas en diversidad de situaciones y contextos.
Esto, sin duda alguna, generará un aprendizaje rico en experiencias al brindar mayores espacios de participación y
compromiso para cada uno de los actores educativos, aumentará la
responsabilidad mediante la toma de decisiones en los proyectos educativos, aumentará
la confianza y afectividad en la relación con los alumnos. Es decir se avanzará
en gran medida en la
aplicación de la evaluación cualitativa, pues el docente comprenderá el sentido de la evaluación (para qué y qué evaluar) y entenderá su gran aporte al proceso de enseñanza y
aprendizaje, y en consecuencia a la educación.

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